sábado, 2 de julio de 2022

EL PALACIO DE CAMARÓN. SEGUNDA PARTE 1988-90 - 2 DE JULIO DEL AÑO XXX D.C.

El “METE PATAS” Y CAMARÓN
El 3 de mayo de 1990 Camarón la Isla recibió el disco de oro por su trabajo Soy Gitano en un madrileño local emblemático, Casa Patas. Uno de los congregados, Joaquín Albaicín, narraba en el ABC “Revoloteaba sobre las mesas festoneadas de canapés de Casa Patas el parloteo de alrededor de cien personas (entre las que se encontraban muchas caras conocidas del mundo del disco: los Ketama, Martirio, Mario Pacheco, Antonio Humanes...) que aguardaban desde hacía algo más de media hora la llegada de Camarón de la Isla, al que iba la casa Polygram a hacer entrega del Disco de Oro por las más de sesenta mil copias vendidas de su último trabajo, «Soy gitano», tan polémico como celebrado. Cuando hizo el cantaor (elegante traje negro, blanca chalina de seda, una sortija de plata en cada uno de sus dedos, su cabellera rubia despidiendo áureos destellos por efecto de las luces de los focos) su aparición, un silencio reverente y de contenida admiración se apoderó de los presentes. Ni un solo diente hizo en ese momento crujir un canapé. Fue como si hubiera llegado un ángel, un ser sobrenatural”
Al día siguiente en el Palacio de los  Deportes su actuación fue un 
éxito. Para celebrarlo tomaron una copa en otro de los lugares míticos de Lavapiés, el Candela. Camarón y La Chispa se retiraron pronto y se les ocurrió subir al cercano Casa Patas para cenar algo antes de acostarse. Antonio Benamargo, por entonces programador y director artístico de la sala hoy tristemente desaparecida, nos cuenta su anécdota. “Yo, salí del Patas al Candela para hablar con Miguel o con alguien y me crucé con José y Dolores que iban hablando de comer algo en Casa Patas. No tardé
mucho de hacer mi gestión y de que me contaran como había estado Camarón, yo no fui pues nosotros teníamos actuación. El caso es que cuando subí por la calle Cañizares volví a cruzarme con ellos y José le decía a La Chispa que a ese lugar tendrían que cambiarle el nombre y llamarlo el “Mete Patas”. Menos mal que no me conocieron. Yo ya me olía lo que había pasado y cuando entré por la puerta no te puedes imaginar lo que yo solté por esa boca a los causantes de aquel desaguisado. Pasado el tiempo ya no merece la pena señalar responsables. Fue imperdonable, primero por quien era el que pidió cenar o un simple bocadillo de jamón para recibir una negativa con excusas vagas; segundo porque el día anterior su casa discográfica se había dejado un buen fajo de billetes para celebrar que Camarón era un superventas. Hay que imaginar que no atendieran a Louis Amstrong en el Cotton Club de Nueva York.” 
Existen otras versiones de esa noche pero lo que fue verdad es que uno de los grandes se quedó sin cenar después de triunfar en el Palacio. Con lo buenos que estaban los bocadillos de jamón de Casa Patas, válgame que desatino.

EL PALACIO DE CAMARÓN – SEGUNDA PARTE 1988-90
10 de mayo de 1988

Continuamos con las actuaciones de Camarón de la Isla en el que fue su feudo más visitado en la historia de su carrera. El 10 mayo de 1988, recién terminadas las fiestas de la Comunidad de Madrid, Camarón volverá a lo que llamaremos “su palacio”, el recinto del Palacio de Deportes del metro Goya. A continuación dos grupos “modernos” que adoraban a Camarón, Pata Negra y Ketama, a quienes los puristas criticaban argumentando que ni eran flamencos ni “ná” por mucho que descendieran de dinastías de gran abolengo. 
Angel Alvarez Caballero comenta en El País : “Juntar a Camarón de la Isla con Ketama y Pata Negra, ha sido, desde el punto de vista festero, una buena idea”. Las canciones de estos conjuntos eran fácilmente pegadizas, por el contrario recuerdo mi desconcierto al escuchar a Camarón y no identificar en directo lo oído en discos y cintas. Tomé conciencia de que el Flamenco era diferente, se cantaba por palos y no por canciones, mi primera lección y sigo aprendiendo. Continuando con el crítico de El País con respecto al respetable prosigue: “(…) Público, también, treméndamente indisciplinado, que no respeta los derechos adquiridos por los demás en taquilla con su entrada para ocupar una localidad determinada y no ser perturbado en ella por alguien que se pone en pie delante o se sienta en el respaldo de su silla, o se apelotona tumultuariamente en los espacios libres.” El aforo del Palacio era de 15.000 personas y podrían haber entrado muchos más, siempre se quedaba gente en la calle. Avanza Ängel A. Caballero, “ (….) si la suerte cambia y un día hay tragedia, nadie busque más responsable que una organización incapaz de montar un buen servicio de seguridad, respaldado por la policía si es preciso. Y en último caso, si ni aun así son capaces de garantizar el orden, Camarón no debe venir” Menos mal que no le hicieron caso, volvió dos años más. Se sigue explayando el crítico: “Por lo demás oír a Camarón de La Isla fue una fiesta. Hasta el punto que se le pudo oir (…) como al público propiamente camaronero en esta ocasión se unió otro público juvenil y rockero, con mucha cazadora de cuero y pelos largos o pintados, que también conecta de maravilla con el cante de Camarón”

Descubrimos el flamenco gracias a José Monje Cruz. Recogemos 
unas declaraciones de Santi Camuñas, artífice de los míticos “Lunes flamencos” en la sala Revólver: “Camarón flipaba, estaba yo en la barra poniendo copas venía y me decía, hijo cómo puedes aguantar este ”ruío”, y me cantaba a la oreja. Ese hombre era un monstruo! Era algo muy fuerte. Los pocos de mi cuerda que están metidos en esto del flamenco, están por Camarón, toda esta movida del flamenco parte de Camarón. Fue una conmoción, somos de la generación Camarón. La primera vez que le vi fue en el Palacio los Deportes y era casi tan divertido verle a él como la reacción de la gente cuando salía. Ese sitio gigante y todos sentados muy calladitos, mucha policía, mucho “pringao” por allí dando vueltas y de pronto salía Camarón y ya se acabó todo, volaban las sillas”.

Andaba también en esa órbita Cathy Claret: “Pues yo estaba allí y además en los camerinos, vaya ambiente que se formó y luego nos fuimos todos al Candela histórico. Recuerdo que Camarón era fan de Rafael Amador y se quería peinar como él.. Antonio Flores estuvo esa noche ya que admiraba a Pata Negra... Y en El Candela estaban Jerónimo Maya, Sorderita, seguramente Ray Heredia pero de que José estuviera no me acuerdo con seguridad… Qué pena no tener cámara de fotos en esos tiempos!”
Sobre Pata Negra, Ketama y sus jóvenes seguidores cuenta: “Lo que parece evidente es que unos y otros hacen algo que está en la onda actual y que interesa cada vez más a los jóvenes de hoy día (…) Tiene poco que ver con nuestro flamenco ancestral, pero su poder de convocatoria es infinitamente más grande que el conocido por lo jondo en todas su historia anterior”. De este concierto hay varios vídeos incluso alguno confundido. Rafael BorjaRafaCamarón” nos pone sobre la pista de uno que lo datan en Toledo 1988, pero que es parte de la actuación en el Palacio de los Deportes.
Mención especial a Angel Alvarez Caballero, muy querido por artistas y afición, a quien décadas más tarde se ofreció un homenaje por su carrera como crítico.

Muchas anécdotas sobre esas míticas actuaciones en aquel recinto infernal que no valía para escuchar flamenco, pero la afición iba en tropel. Pedro Calvo, otro camaronero de pro que estuvo en alguna ocasión disfrutando del ambiente, escuchó decir a una señora “No sé qué tiene mi Camarón pero es que me he meao toa encima”
El 16 de mayo del 89 la tele de los madrileños, por aquel entonces TM3, estaba allí para contarlo. Fue una emisión en pruebas de la hoy Tele Madrid en riguroso directo y presentado por Lauren Póstigo

Ese día el cartel fue más cortito, José Monje y Francisca Méndez, “La Paquera”, lo justo. El vídeo se puede reproducir en Youtube. Escuchar a La Paquera sin micrófono aullar ante miles de criaturas es algo poco común, además con la guitarra del gran Moraíto. Lo cierto es que esa noche Camarón reventó el Palacio. Antre el público enfervorecido también Paco de Lucía. La crónica en El Pais se titula “Camarón fue una fiesta”: “Y Camarón volvió por sus fueros en medio de un tumulto del diablo” continua Ángel después de quejarse nuevamente, “El de La Isla, superando el guirigay, quizá motivado por él, y en su afán de hacerse oír pese al griterío, elevó el vuelo del águila de que sólo son capaces los genios y cantó como hacía muchos años no le escuchaba”. Para la cantaora de La Plazuela, contrincante en el ring del Palacio, también tuvo buenas palabras: “Antes La Paquera había hecho su cante personal. Salió enfundada en un apabullante traje largo azul brillante, pegó su primer ¡Ay! y la audiencia se calló estremecida.”

Joaquín Albaicín
en ABC está más acorde con los tiempos “Volvió Camarón de La Isla a su anual cita de San Isidro precedido en esta ocasión (….) por otro peso pesado del flamenco: la Paquera de Jerez, indiscutida maestra del cante por bulerías que, La Paquera hizo gala de tal poderío de voz, tal arte y corazón grande que, sin pretender restar méritos a mi admirado Dalí, me atrevo a sugerir que su plaza debería ser, a partir de mañana, bautizada como plaza de Salvador Dalí y de la Paquera de Jerez. Esta gran artista encandiló al público con su monumental y gitanísimo quejido, cosechando un éxito de clamor que fue un inmejorable prólogo para el éxtasis camaronero que se avecinaba.” Continua Joaquín con Camarón “Cuando el genio de La Isla y Tomatito (que fue un prodigio de compás, inspiración y armonía durante toda la velada) salieron de detrás del telón, el bullicio que allí se formó fue indescriptible: cientos de espectadores se levantaron de sus sillas y se agolparon al pie del proscenio para poder ver de cerca al cantaor que arrastra multitudes a su paso, provocando la lógica protesta de cuantos se veían privados de la visión de la pareja de artistas. Tampoco era para quejarse tanto: al fin y al cabo, en esto del cante lo que importa es oír, siendo lo de ver secundario.” Su actitud camaronera queda clara, “Camarón, desentendiéndose del alboroto, fue a lo suyo y se rompió la voz en un taranto que presagió ya la grandeza musical de la hora que se alumbraba. No se puede cantar mejor que como cantó este gitano, señores.”
 
4 de mayo de 1990

Volumen imprescindible es el “libro gordo” de Camarón de José Manuel Gamboa y Faustino Núñez. En él cuentan las visicitudes de esa noche además de las fátigas que pasaron sus acompañantes y teloneras, Carmen Vargas y La Susi. La primera, la bailaora, no tuvo al público de su parte pero lo peor fue que el escenario estaba recién pintado y su vestido se iba oscureciendo por momentos. Cabe resaltar, según cuenta Joaquín en la crónica para ABC, Juan Moneo Lara, El Torta, participaba en el cuadro: “Actuó con un grupo en el que reconocimos al guitarrista Moraíto Chico y Curro Jerez y El Torta (especialmente lúcida fue la intervención de éste, que llegó cantando por bulerías para ponerme el pelo de punta)”. Una de las pocas veces que Juan compatió cartel con José.
No era así el caso de La Susi que actuó junto a Camarón en múltiples ocasiones. Esta vez, por malentendidos entre manager y organización, se encontró con que no tenía palmeros que la arroparan como era su costumbre. El propio Gamboa junto al activista flamenco Juan Verdú, entonces compañero del programa de radio en Onda Madrid, salió a la calle para reclutar a profesionales de valía para que Encarnación Santiago se sintiera más cómoda. Se llevaron para dentro a palmeros de solvencia, entre ellos a Guadiana. Dice Albaicín: “Acompañaron a La Susi el compás de Guadiana y Ramón Porrina y las guitarras de Tomatito y Moraíto Chico, que improvisaron con encomiable sentido y dieron cuerpo a un juego de guitarras de suma inspiración. Cuajó La Susi una actuación sólida y rebosante de garra” 
Pedro Calvo publicó en Diario 16 una crónica que tituló “Gloria Camaronera”. Sus palabras son transcritas en la obra de Gamboa y Núñez:“Sobre las tablas los focos iluminan la aparición en carne y hueso del mito. Las masas estallan en un loco bramido de suspiros, ayes, palmas y clamores emocionales. A medio camino entre el amotinamiento popular y la catarsis sacramental estos acontecimientos anuales que transmutan los rebosantes espacios velodrométicos del Palacio de los deportes en una catedral que da cobijo al milagroso encuentro de las turbas camaroneras con la flamenca divinidad de La isla y la arcangelización sonanta tomatera (…) y en cuanto rompió la voz con el primer quejío quedó claro que este descomunal cantaor está disfrutando de uno de sus momentos artísticos con plenitudes más gloriosas.” Amén.

EPÍLOGO MADRILEÑO  E ISLEÑO

Con esto termina el paseo camaronero por el Palacio de los Deportes madrileño. Volvería a ser programado en las fiestas de San Isidro el 17 DE MAYO de 1991 en otro lugar también escasamente flamenco, en el estadio Román Valero (el campo del “Mosca”) en el barrio de Usera, lugar donde se vivieron conciertos memorables e inolvidables de las noches rockeras de la ciudad. En esa velada compartió escenario con Lole y Manuel y fue la penúltima actuación de Camarón en la Villa y Corte.

Y mientras en La Isla, se siguen acordando de José igual que en el mundo entero, asi pasen treinta, cincuenta o cién años. CAMARÓN VIVE
2 de julio del año XXX D.C.

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CAMARÓN VIVE